8 de diciembre de 2013

Tu mundo en mi camino... Capítulo 12


DISCLAIMER: 
Los personajes pertenecen a S. Meyer y a L. J. Smith la historia es de mi autoría.






Capítulo 12

DPOV:

Me di cuenta en el mismo momento en el que crucé la puerta para irme que había manejado todo de la peor manera posible.

No sabía porqué, pero en verdad su actitud para con el perro sarnoso ese me había enfurecido de una extraña y poderosa manera. La adrenalina tras la caza y el encuentro con la cruza de duende/vampiro aún estaba en pleno auge corriendo por mis muy muertas venas llena de sangre envenenada. Ya hacía mucho que había reconocido hacia mí mismo un pequeñito problema con mi ira. Lo entendía y lo aceptaba, no tenía problemas con las consecuencias que el mismo pudiera acarrearme.. excepto que esta vez... esta vez sí me molestaba... un poco por lo menos.

Joder.

A pesar de toda esta 'confusión' mental, mi cuerpo no se había detenido por lo que realmente tardé un poco en enfocar que aún me movía a casi mi máxima velocidad por entre todo este lío de árboles desconocidos, y aún un poco más en conectar la parte más lúcida de mi cerebro que me advertía que, de alguna manera, me encontraba yendo tras un rastro de fuerte y reciente esencia vampírica.

Sí, eso era exactamente lo que necesitaba. una caza. Una pelea.

Quitarme de encima toda esta furia incontrolable que tenía encerrada.

Corrí tras la estela de aroma hasta llegar a una especie de descampado. Un claro casi circular completamente árido. Un desierto terroso en el cual soplaba un viento helado que haría castanear los dientes de un simple humano. Bastante inusual comparado con el usual clima en el pueblo.

El lugar parecía ciertamente desolado... o al menos lo sería si no fuera por un pequeño montículo que se erguía en el centro. una espalda pequeña y encorvada que, de tan quieta que estaba bien podría simular ser una roca.

La duende.

Me acerqué precavidamente hasta llegar a situarme a una distancia prudentemente cercana.

—Necesito respuestas —dije resuelto.

—No eres el único —respondió sin moverse ni inmutarse.

Así que esta es la que ve el futuro... o al menos uno probable. Interesante.

—¿Fácil o difícil? —pregunté solo por curiosidad.

'Vamos, dame una excusa para matarte'

—Fácil... por ahora.

Finalmente se giró y paró en un solo muy fluido movimiento. Y tan solo por unos cuantos momentos nos dedicamos a observarnos. A medirnos.

Oponentes.

No iba a cometer el error de subestimarla por su apariencia por más que me pareciera una especie de chiste de feria. Ya vería luego cuan peligrosa oponente era, pero por ahora, solo me limitaría a -aburrirme- hablar.

—¿Quienes son ustedes y qué quieren con Bella? —preguntó ella.

—Yo soy Damon y el otro es Stefan. Y lo que queramos con la humana es una cuestión privada —dije sonriendo de lado mientras estudiaba las posibilidades de atacar al tiempo que jugaba sin decidir nada realmente sobre la idea de distraerla. Si había entendido bien el truco de este chiste andante era que no vería nada si uno NO decidía nada. Difícil... no imposible— ¿Han vuelto todos? ¿Dónde está el jefe de su aquelarre?

Si se extrañó en algo de lo que dije, no lo demostró.

—He vuelto solo con mi pareja. El resto... vendrá pronto...

'Es decir en cuanto ella les pegue el llamado para decir que la humana estaba rodeada de vampiros extraños y quizás hasta de los chuchos sarnosos'

No quería preguntar por Edward. En verdad no quería hacerlo. Si preguntaba específicamente por el idiota ex de la mocosa llorona, la duende esta podría pensar de manera equivocada. Aunque... ¿quizás necesitara que se equivocara? Mmm... eso podría funcionar. No quería que estuviera metiendo sus narices donde no convenía. Necesitaba tiempo para poder hablar directamente con su 'jefe' y solo lo conseguiría si la mataba o si la distraía.

Y lamentablemente, matarla NO era una opción. Al menos no por ahora, no si quería su rápida y fácil cooperación.

—Bien, necesitaré hablar con el jefe y ¿también vendrá el estúpido mocoso con complejo masoquista ex de Isabella?

Al parecer esa pregunta y formulada de esa forma sí la sorprendió ya que no pudo evitar abrir grande los ojos antes de entrecerrarlos para darme una mirada... rara.

—Le diré a Carslile en cuanto llegue, aunque lo mejor sería que me dijeras cómo y dónde ubicarte —'Sí, seguro'—. Y estoy segura de que Edward vendrá en cuanto sepa, TODO —enfatizó.

'Bien enana, mejor así. Muero por conocer al imbécil' -pensé para mí.

—Ustedes podrán ubicarme de la misma forma en que yo lo he hecho ahora, por lo demás, creo que esperaré al tal 'Carslile' para hablar directamente con él. Y por cierto, no creo que sea buena idea que te acerques de nuevo a Isabella... digo, de verdad te odia ¿sabes? —comenté con tono ligero, medio burlándome y disfrutando enormemente de la leve mueca de dolor que mostró. Se lo merecía.

—Ella no me odia. Solo está un poco enojada y dolida por como sucedió todo... y sé que tiene razón para estarlo —aclaró rápidamente luego de una pausa— ¿Y a ti que más te da? ¿Por qué te importa? Yo hablaré con ella cuando y cuánto quiera. Tú no la conoces. No sabes nada de ella.

A la mierda la burla. Quería despedazarla de cien maneras diferentes. Maldita duende hija de puta.

—No lo harás mientras que esté conmigo pequeño gnomo de feria. De eso sí que puedes estar segura. Y, solo para aclarártelo, NO, no es un simple enojo o berrinche adolescente como parecer tan inclinada a creer. Puede que no la conozca como quisiera, pero sí la conozco lo suficiente como para saber que todo el 'cariño' que una vez les tuvo se transformó en un odio muy profundo. Lo sé. Y en verdad creo que tiene toda la razón para hacerlo. Por lo que me dijo, que sin dudas se lo merecen.

Mierda que soy bueno. Deberían de darme un Oscar por crear tal drama en cuestión de segundos.

Su cara sin dudas fue la mejor paga.

Dolor y enojo fue el plato principal. Traición y duda los condimentos.

'Ahhh, que bueno es ser el malo' -pensé de lo más divertido ahora. Esto de seguro me había mejorado el humor.

—Ella no puede odiarnos. No puede ODIARME. Soy su amiga. Su mejor amiga —pues para mí sonaba como si quisiera autoconvencerse pero ¡Qué va! Era divertido verla—. No importa. Ya se le pasará estoy segura. Hablaremos y todo volverá a ser como antes. Todo estará bien y como debe de ser.

¡Loca! -grité ara mí.

¿Acaso estos raros vampiros podían enloquecer? Joder, con razón la mocosa quedó así de tocada. Demonios, incluso a mí me daba un poco de pena verla cuando se ponía en ese plan.

De acuerdo. De acuerdo... Lo que más quería sin lugar a dudas era arrancarle la pequeña cabeza puntiaguda a puros mordiscos... pero lamentablemente eso tendría que esperar. Aunque siempre podía hacerme ilusiones. Y soñar despierto.

No quería preguntar. En verdad no quería hacerlo. Si preguntaba específicamente por el grandísimo estúpido del ex de la morena la duende maniática esta podría llegar a pensar de manera equivocada que... Aunque... ¿quizás necesitara que se equivocara? Mmm... eso podría funcionar. Tal vez. No quería de ninguna manera que comenzara a meter sus narices en donde no convenía. Necesitaba tiempo para poder hablar directamente con su 'padre' -¡qué gran porquería era esa!-, y eso solo lo conseguiría si la mataba o si la distraía.

Y -muy a mi pesar-, lamentablemente, matarla no era una opción (Por el momento). No si quería obtener su prointa y dispuesta cooperación.

—Bien, necesitaré hablar con tu 'padre', jefe o lo que sea y ¿será que también vendrá el estúpido mocoso ex de Isabella?

Aparentemente esa pregunta sí la sorprendió ya que se encontró abriendo bastante los ojos antes de entrecerrarlos para darme una mirada... rara.

—Le diré a Carslile en cuanto llegue, aunque mejor sería que me dijeras cómo y dónde ubicarte.

Sí, claro. Y de paso también te doy una estaca y te la doy para que me la claves mientras duermo ¿no? Puff... definitivamente la enana está loca.

—... Y estoy segura de que Edward estará más que contento de venir a nosotros cuando sepa, TODO —enfatizó.

Ajá. Sí, exacto. Como no. Quise reírme en su puntiaguda cara ¿Acaso de verdad piensa que me preocupa el tipejo por la niña ésa? Joder ¿qué demonios tendría la mocosa esa para revolucionar así a todas las bestias mitológicas? Baahh. No me importa. Nop, no lo hace. Ni un poquito. Hmm... no creo que sea normal repetírmelo tanto a mí mismo.

Bien enana del demonio. Mejor será que así sea. Definitivamente MUERO por conocerlo -pensé muy sádicamente para mí mientras desterraba todos los otros estúpidos pensamientos que de pronto me habían ocupado.

—Creo que ustedes serán capaces de encontrarme de la misma forma en la que yo he hecho ahora. Por lo demás, creo que esperaré a tu 'padre' —me reí un poco allí ¡No pude evitarlo! Me causaba mucha gracia todo el teatro que estos vampiros se armaban—, para hablar. Por cierto, no creo que sea muy buena idea que te acerques de nuevo a Isabella... Digo, en verdad te odia ¿sabes? —comenté poniendo cara seria, o al menos todo lo que YO podía poner de cara seria, pero con obvia burla en mis palabras y disfrutando gratamente de la leve pero perceptible mueca de dolor que mostró. Se lo merecía. Lo que le hicieron a la mocosa fue... arrgg y ahí iba de nuevo ¡Qué mierdas!

—Ella no me odia —dijo como displicente moviendo la mano de manera muy femenina, y algo graciosa—. Bellita solo está algo enojada y, ¡tiene razón en estarlo! Lo sé. Ya hablaré con ella cuando y cuánto quiera. Tú no la conoces como yo, o como cualquiera de nosotros o EDWARD en particular para el caso. No sabes nada de ella. Además, ¿Y a ti que te importa?

A la mierda la burla. La duende iba a morir. Pronto. Iba a despedazarla con mis propios dientes. Iba a arrancarle sus pequeñas extremidades y quemarlas una por una delante de su cara. Iba a matarla de la forma más brutal y sanguinaria e iba a bailar y a reír como loco mientras lo hiciera.

Mi cerebro se hizo de lo más creativo conjurando muy diversas formas de matarle de la manera más cruel y brutal que pudiera.

—Pues no lo harás mientras esté conmigo y de eso sí que puedes estar completamente segura gnomo de feria. Y no, no es un simple enojo o una rabieta adolescente como pareces tan incrédulamente querer creer. Puede que tengas razón en parte y no la conozca del todo pero sí sé que lo hago lo suficiente como para saber que, todo el 'cariño' o 'afecto' que parecía tenerles fue transformándose lentamente en un odio profundo. Lo sé. Y me alegro. Y, en verdad creo que tiene toda la razón en odiarles tanto como lo hace. Obviamente fueron más que unas basuras con ella así que, sí, sin duda se lo merecen según todo lo que me ha dicho.

¡Mierda! ¡Cómo me amo! Soy taaaan genial. Deberían de darme un Oscar y un Globo de oro por crear taaaal drama.

Su cara al momento de oír todo eso sin duda fue la mejor de las pagas.

Dolor y enojo fue el plato principal. Traición y duda los más ricos condimentos.

Ahhh, es bueno ser el malo -pensé de lo más divertido.

Su rostro pálido se endureció como la piedra que era antes de volver a hablar.

—Ella no puede odiarnos. No puede ODIARME. Ni mucho menos odiarle a ÉL. Yo soy su amiga ¡Su mejor amiga! —pues para mí solo estaba sonando como si ella quisiera auto-convencerse pero ¡Qué va!— Estoy segura de que ya se le pasará. Hablaremos y arreglaremos todo y así todo volverá a ser como antes. Todo estará bien tal y como solía estar.

Okeeeyy ¡Maldita loca! -grité para mí.

Joder. Con razón la morena quedó así.

De acuerdo. De acuerdo. Lo que más quería sin lugar a dudas era arrancarle la pequeña cabeza llena de espinas que llevaba por pelo a puros mordiscos.

—Como quieras. Por mí puedes repetírtelo hasta creértelo pero, y escúchame muy bien gnomo de feria, no te atrevas a volver a molestarla como hiciste hoy porque me harías enojar, sabes. Y, estoy seguro de que ninguno de ustedes está deseando verme en verdad cabreado. No creo que eso dé una buena impresión a tu jefe —dije acercándomele peligrosamente.

¡Con un demonio! Me frustraba enormemente el tenerla tan pero TAN cerca y no poder hacerle nada. Nada de NADA ¡Ni tan siquiera un pequeñito mordisco! Tendría que ir de una buena cacería si quería poder liberar un poco de todas las tensiones que estos días -y en particular, ésta charla, me habían generado-. Mmm... quizás también una buena sesión de sexo desenfrenado, sí, de seguro eso funcionaría bien.

—No-te-te-mo, quién quiera que seas. Pero sí le daré un tiempito a Bellita para que pueda pensar y entender. Ya luego hablaremos bien de todo. Después de todo ella ES nuestro destino...

'¡¿EH?!'

Me desconcierto ante tan extraña frase y eso debió de resultar evidente en mi rostro porque tuve que soportar escuchar aquella muy molesta risa cantarina durante demasiados interminables segundos para mi gusto. Mis oídos resintieron el sonido que parecía similar a cuando alguien afilaba una uña en un pizarrón .

—Es bueno saber que en su raza de vampiros ustedes pueden enloquecer, o quizás es que ya venías loca desde antes —dije encogiéndome de hombros mientras su rostro cambiaba abruptamente. Perfecto—. Como sea. Sí, de seguro es algo de eso. Le preguntaré luego a Isabella. Ahora, aclarado esto, me retiro. Tanta hambre y locura terminó por darme hambre, así que me iré por un bocadillo.

—No puedes cazar en nuestro territorio —anunció.

Arrg... y ahí estaba otra vez... queriéndome decirme qué carajos hacer.

Me acerqué. De nuevo, porque ya me había alejado unos cuantos pasos.

—Primero, TÚ no me ordenas. NADA. Segundo, yo llegué cuando ya hacía tiempo que ustedes no estaban, ergo, ahora es MI, perdón, NUESTRO, territorio. Tercero, No tengo porqué decirte donde habré de cazar ni mucho menos preocuparme de si les va a afectar a ustedes de entre todos. No-me-im-por-ta. Que te quede bien claro eso. Y cuarto... No se te ocurra volver a hablarme a menos que sea al lado de tu jefe y tu clan.

—¡Que no es nuest...!

—Adiós —le corté apenas una milésima de segundo antes de echar a correr rápidamente hacia los árboles. Disfrutando mucho de la velocidad, pero aún más de la anticipación de la cacería. Del acecho. De la adrenalina.

Del poder.

Todo el conjunto estaba exacerbando mis sentidos.

... Y disfruté cada segundo de ello.

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