14 de noviembre de 2011
Descubriéndonos... Capítulo 18
DISCLAIMER
Los personajes pertenecen a S. Meyer y la historia es de mi autoría.
Ya estuvo… No iba a resistirme más.
Marqué los números indicados y… Listo.
<<“Do
you remember when we didn't care. We were just two kids that took the moment
when it was there. Do you remember you at all. Another heart calls”>>
Comenzó a escucharse el backtone… mmm... Este era nuevo.
“¿Recuerdas cuando no nos importaba? éramos solo dos chicos
que aprovechaban el momento cuando estaba allí ¿Te recuerdas? otro corazón
llama...”
Vaya…
-¿Hola? ¿Qué pasó?
-Hola… La verdad, nada pero… quería escucharte ¿Estabas ocupada?-pregunté tan solo por
cortesía.
-Noooo, ya sabes que no… Estaba pensando… En lo de hoy.
-Y… ¿En qué?- pregunté entre congelado y atontado por la
pregunta ¿Ella no estaría pensando o considerando la idea de echarse atrás
después de lo de hoy, verdad?
-Bueno, en diferentes cosas ¿Sabes?- escuché ruido de fondo
como acomodándose en la cama y luego un suspiro- ¿No es raro para ti? Digo
¿Cómo si todo estuviera cambiando o fuera diferente de pronto? No sé cómo
explicarme ¡Es más! ¡Ya ni sé si debiera de hablarlo contigo!- dijo terminando
con un sonoro bufido.
Mierda. No sabía si ponerme a saltar o a temblar. Bella lo
estaba notando, estaba tomando conciencia de los verdaderos y drásticos cambios
que ahora iban surgiendo en nuestra relación, ese pequeño salto a la delgada
línea que nos delimitaba desde tan chicos. Y sobre todo, estaba tomando
aparente conciencia sobre lo que sobrevendría.
Sin embargo, antes de que la felicidad o el miedo me
embargaran, me enfoqué en el motivo principal de mi entera existencia. Ante
todo, era su amigo. Sí, la amaba, pero la base de nuestro, mi amor, se basó en
años de cada sentimiento que conllevaba una profunda amistad. Y un amigo
siempre, SIEMPRE brindaba lo que el otro necesitaba.
-Tranquila pequeña, respira- dije lo más calmo que pude con
mi voz relajada y a la vez, relajante. Escuché una respiración profunda y luego
una expiración aun mayor desde el otro lado de la línea-… ¿Mejor?
-Eso creo.
-Bien. Primero que nada, quiero que nunca, JAMÁS, dudes de que puedes o no decirme. Siempre
estaré para ti, no importa el qué. Puedes no “querer” decirme algo, pero por
propia elección, no por miedo ¿Ok?- se escuchó un tenue “ajá” y un movimiento
de mantas. Yo seguí-. Y con respecto a lo otro “creo” saber cómo te sientes. La
base, líneas y seguridad de nuestra conocida y cómoda están cambiando, mejor
dicho, nosotros estamos cambiando. Nuestras visiones del otro varían y se
confunden porque están viendo una nueva faceta del otro que obviamente no
conocíamos.
-Vaya- se escuchó después de unos cuantos segundos-, estás
hecho todo un filósofo Edward.
Una nueva pausa. Casi podía verla mirando un punto fijo y
moviendo sus manos inconscientemente, perdida totalmente en sus pensamientos.
-Deja de retorcerte los dedos- dije en voz baja.
-Vale, vale… ¿Cómo…?
-Te lo dije Bells, nos conocemos tanto, demasiado,
prácticamente más que a nosotros mismos. Eso no va a cambiar, al contrario,
todo nos lleva a conocernos más como personas tanto al otro como a nosotros-
hice una pausa para que hablara.
.Pero… ¿No te da miedo? ¿Qué pasaría… Qué pasaría si
luego… nuestra amistad cambia?- estaba
seguro de que se estaba mordiendo el labio.
-No te muerdas el labio- dije suave-, te lastimas- ella bufó
al otro lado.
-Ya ¿Ok?
Reí por lo bajo.
A veces era bastante infantil, y más cuando se enfurruñaba
con algo o alguien.
-Ok. Y, volviendo a lo que decías… Para ser sincero, sí,
tengo miedo. Pero mi miedo radica en que uno de los dos no se atreva a cambiar
o a aceptar el cambio y no al cambio mismo. Nuestra amistad cambiará, eso es
prácticamente un hecho pero… Y como te dije aquella vez, nuestra relación
cambiará en la medida de que nosotros lo permitamos. Por ejemplo: Tú nunca
tuviste duda sobre decirme o no algo, si no lo hiciste era porque no querías,
tú misma lo dijiste, y ése es precisamente el tipo de cambio que debemos
evitar. Si podemos experimentar sobre el sexo o sobre nuestra reacción, pero
nuestro mayor tesoro es la confianza que nos tenemos, esa fe ciega en el otro,
lo sabes. Tienes que aprender a distinguir que eso sí es algo que no debemos de
cambiar o perder.
-Lo sé… Pero… Por un momento, todo esto, me abrumó… Sé lo
que quiero… O quería… De pronto ya no sé si mis prioridades son las mismas y…
No lo entiendo. Me siento confundida pero, no cuando estoy contigo,
extrañamente todo cobra sentido cuando estoy contigo. Todo resulta ser tan
natural cuando estamos juntos, que hasta llego al punto de olvidar todas las
dudas o preguntas que me surgen a solas. No lo entiendo, no lo entiendo. Yo
pensé…
Esperé a escuchar algo más, pero de pronto quedó muda.
Suspiré y meneé la cabeza.
-Tú pensaste que todo sería igual, que solo sería sexo, que
los sentimientos se mantendrían intactos ¿Verdad?- se escuchó un bufido y otro
“ajá” dicho completamente a regañadientes de su parte.
Era la contradicción de su entera persona una de la cualidades
que más amaba de ella. En un momento, era una hermosa y desquiciante niña con
un tierno puchero, y al siguiente se convertía ante tus ojos en una diosa capaz
de rivalizar y superar a las mismísimas diosas de la pasión, la lujuria… Y del
amor.
-Bueno quizás no del todo, pero sí, en general esperaba algo
similar. Uffff… Ya sé que me estoy comportando como una boba, pero Ed… Tengo
miedo- susurró al final.
En respuesta mi corazón
se saltó un par de latidos que por milagro no me causó un paro o como mínimo
una embolia. Menos mal que al menos me encontraba acostado.
Quise correr a abrazarla tan fuerte como pudiera. –Lo sé, y
te entiendo. Es normal porque tú no lo planeaste así y esto debe de hacerte
sentir algo, insegura, quiero decir sobre lo que hasta ahora habías dado por
sentado.
-Puede ser, no lo sé. Sí, puede que sea algo de eso, me
molesta no saber, y que todo parezca cambiar tan aprisa entre nosotros y… No te
lo he preguntado ¿Tú cómo te sientes?
¿Y ahora que le digo? Oh genial, estoy enamorado, o… Un poco
como tú, pero lo mío es porque tú aún me vez como el niño que te llevó las
toallitas y no como el hombre que estoy siendo e intentando ser para ti.
Naaaaaa… No creo que ninguna de las dos me beneficie en algo.
-¿Edward?
Genial Cullen ¡Habla
de una puta vez!- me gritó el monstruito en mi cabeza poniéndose de un
extraño color verdoso… ¡JA! Parecía el increíble Hulk- él me gruñó.
-Eeehh… Sí, disculpa… Pues yo… La verdad es que yo acepté
desde un principio que las cosas podrías cambiar, pero siempre quise creer que
sólo serían para bien. Bella, pequeña, soy yo, Edward- dije sonriendo-. Quizás
ya no sea el pálido y medio loco que era de pequeño o como me conociste, pero,
si hay algo que no debes de dudar es de mí es, primero porque no seré un niño
pero soy un hombre que sabe todo de ti y segundo, porque soy un hombre que te
quiere con locura, de todas las formas en que uno puede querer a una persona.
Ok, sí, la regué, exceso de información, me fui de boca
¿Pero que quieren? Las palabras comenzaron a fluir de mi boca y yo tan solo
pude notar lo que decía un segundo
después de escucharlo.
Hubo una pausa exageradamente larga- para mí.
-Ed- ella bufó y luego siguió como si nada-. Tonto. Tú sabes
mejor que nadie que yo también. Eres… Todo para mí. Eres la persona que más
quiero, conozco y confío ¡Incluso más que en mis padres! Jajaja…
Ok, el momento crítico y dramático pasó.
-¿Mejor peque?
-Seee… Lo siento… Al parecer fue tan sólo uno de mis ataques
de dudas existenciales, creo. No hablemos más de eso- bostezó al final de la
última palabra.
-Ya es tarde Bells. Vete a dormir.
-Noooo… quieeerooo…
-¿Quieres que te cante para dormir como cuando eras pequeña?
-Aajaaa… mmhhh… Sip.
-De acuerdo… Recuéstate, y por cierto, mañana pasaré por ti
¿Ok? Quiero hablar contigo a la salida.
-Mmmhh..
-Beeella.
-Oí, oí,de acuerdo… Mañana, salida, hablar… Cántame- se
quejó volviendo a bostezar sonoramente mientras yo me acomodaba mejor en mi
propia cama.
-Bien.
“You are everything I need to see
Smile and sunlight makes sunlight to me
Laugh and come and look into me
Drips of moonlight washing over me
Can I show you what want from me
Angel of mine, can I thank you
You have saved me time and time again
Angel, I must confess
It's you that always gives me strength
And I don't know where I'd be without you
After all these years, one thing is true
Constant force within my heart is you
You touch me, I feel I'm moving into you
I treasure every day I spend with you
All the things I am come down to you…”
Comencé a tararear la letra despacio, susurrando tan leve
como un pequeño suspiro a través de la línea.
Mientras cantaba la letra me llegaba como nunca antes y
flashes de todos, o al menos la gran mayoría de recuerdos de ella, de nosotros,
juntos.
Hacíamos todo y de todo y eso en algún momento llegó a
confundir a los mayores. Para ellos Bella de pequeña había sido la machona
cuando jugaba conmigo al básquet, al beisball o incluso al futbol o videojuegos
de carreras y yo de pronto era el “mariquita” cuando algunos de mis hermanos o
sus amigos me veían jugar al té y a las muñecas o incluso a la maestra y esas
cosas cuando Bella tenía sus momentos de “soy una niña y juego con muñecas”.
Cosa que por suerte no le duraba demasiado.
Sin embargo, y a pesar de todo, a pesar de las tantas burlas
que nos hemos ganado y que todavía a veces recibimos por siempre andar juntos y
a la vez no ser nada más que amigos, a pesar de todo y de todos nunca nos hemos
separado. Siempre fuimos el uno con el otro y ambos contra todos. Si estaba con
ella, sentía poder contra cualquiera o cualquier cosa. Ella me hacía más fuerte
y seguro.
Me había sumido tanto en mis pensamientos mientras aun le
cantaba que el tenue suspiro de placer desde el otro lado de la línea me
sobresaltó por un momento. La suave respiración acompasada me indicó que Bella
al fin se había quedado profundamente dormida.
-Edward- susurró entre suspiros hablando entre sueños como
hacía siempre y dejándome claramente embobado por unos cuantos segundos más.
-Duerme bien mi pequeña- le dije antes de pulsar el botón
que finalizaría la llamada y sumirme yo también en los brazos de Morfeo con una
gran y muy estúpida sonrisa en mi rostro.
La mañana siguiente se presentó de lo más normal y
rutinaria.
-Buenos días- dije aun contento y sonriente por lo de ayer.
Alice me miró sospechosamente pero, increíblemente no acotó
o cuestioné nada. Sin embargo, ella no fue la única en quedárseme viendo así.
¿Qué? ¿Acaso era tan raro que estuviera alegre?
-¿Qué?- pregunté finalmente sin poderme contener para cortar
aquel incómodo silencio que se había formado.
Mi padre pestañeó y se puso de pie, dio un beso a mi madre y
con un saludo general se despidió de todos para ir a trabajar, más sin embargo,
al pasar por mi lado se acercó y dijo en forma suave:
-Lo que sea que te tenga así me alegro por ti. Hasta luego-
dijo en voz baja y elevándola tan solo un poco al final.
-Oh, vamos, vamos, terminen su desayuno o se les va a hacer
tarde. Me acerqué a la cafetera y me bebí una taza que tomé prácticamente de
golpe. Me giré para tomar dos pastelitos de
mora que había hecho mi madre y volví a la silla por mi mochila.
-Yo ya me voy- dije tragando y caminando para darle un beso
a mi madre antes de irme.
-Pero… De acuerdo, nos vemos luego, Cuídate- dijo ella
sonriente.
-¡Espera! ¡Voy contigo!
-No, Alice, hoy no- contesté rápidamente al ver que se
pondría de pie para ir a buscar sus cosas. Ella quedó de piedra.
-¿Eh?- endureció el rostro.
¿Había dicho ya que nadie, NADIE le negaba algo a Alice? No,
¿Verdad?
-¿Por qué?- preguntó.
-Bueno no es que en realidad deba importante o algo, pero,
ahora debo irme a buscar a Bella y a la salida me iré con ella también, así que
no quiero andar cargando contigo para esperar a Jasper o cualquier otra cosa-
dije. Sin saber bien porqué había comenzado a enojarme ¿Por qué siempre debía
de rendirle explicaciones?- Adiós, nos vemos luego.
-¡Edward…!- gritó la enana quien siempre había odiado no
salirse con la suya.
-Alice vete con Emmet o en tu auto- dije por sobre mi
hombro.
-Ah no hermanito… ¡Yo me voy con mi Rosie y no quiero malos
tercios! ¡Escuchaste!- gritó porque yo ya me encontraba cerca de la puerta de
entrada.
-¡Díselo a ella!- grité de vuelta mientras salía corriendo a
mi auto y escuchando un serio gruñido de fondo.
A mí la enana no me engañaba. Ella sabía que iría donde
Bella y de seguro planeaba hacer alguna de las suyas. Esta vez no. Esta vez no
lo iba a permitir. No iba a permitir que nada ni nadie arruinara mi frágil
posibilidad.
Conduje el auto mientras iba escuchando muy fuerte una
canción de los Red hot, Porcelain.
En cierta forma ese tema me hacía recordarla. “Porcelana”,
tal como era su piel; blanca, suave, quebradiza, hermosa.
Llegué a su casa y nuestra perfecta sincronización nos hizo,
a ella abrir la puerta y a mí llegar en el momento exacto en el que lo hacía.
-Hola ¿Estás sola?- ella me sonrió y luego negó con algo de
pena en su rostro.
-Hola Ed. Llegas temprano. Mi madre está en la cocina.
Ooowww… Mi sonrisa se borró rápidamente por unos cuantos
segundos.
-¿En la cocina?- Bella me miro extrañada y asintió con
lentitud.
Yo sólo sonreí de lado y no le di tiempo a nada más.
Y AQUÍ ESTÁ LA LETRA
TAN HERMOSA QUE USÉ COMO NANA, SI PUEDEN ESCÚCHENLA ;p
Ángel mío
Eres todo, necesito verlo
Sonríe y, luz de solo, créame luz de sol,
Ríe y ven y mira a través de mí.
Gotas de luz de luna lavándome.
Puedo mostrarte que proviene de mí?
Ángel mío, puedo agradecerte?
Me has salvado una y otra vez de nuevo?
Ángel, tengo que confesarte
Que tú eres ese que siempre me da coraje,
Y no sé dónde estaría sin ti…
Después de todos esos años,
Una cosa es verdad,
Tu eres constante fuerza dentro de mí.
Me tocas y siento que me traslado dentro de ti…
Atesoro cada día que pase contigo,
Todas las cosas que soy vuelven hacia ti…
Ángel mío, puedo agradecerte?
Me has salvado una y otra vez de nuevo?
Ángel, tengo que confesarte
Que tú eres ese que siempre me da coraje,
Y no sé dónde estaría sin ti…
De vuelta en los brazos de mi ángel,
De vuelta en la paz que tanto amo,
De vuelta en los brazos de mi ángel,
Por fin puedo quedarme,
Dándote un obsequio para que me recuerdes…
Ángel mío, puedo agradecerte?
Me has salvado una y otra vez de nuevo?
Ángel, tengo que confesarte
Que tú eres ese que siempre me da coraje,
Y no sé dónde estaría sin ti…
Ángel mío, puedo agradecerte?
Me has salvado una y otra vez de nuevo?
Ángel, tengo que confesarte
Que tú eres ese que siempre me da coraje,
Y no sé dónde estaría sin ti… sin ti…
*ANGEL OF
MINE by EVANESCENSE*
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