Capítulo 9
11 de julio de 2012
Tu mundo en mi camino... Capítulo 9
DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a S. Meyer y a L. J. Smith la historia es de mi autoría.
Capítulo 9
***
*Guada*
¿¿¿COMENTARIOS???
Antes que nada MIL DISCULPAS POR LA TREMENDA DEMORA (de nuevo ¬¬) En verdad lo siento pero mi concentración en la trama era nula, y como siempre que esto me pasa simplemente lo dejé estar hasta que volviera... cosa que por suerte pasó ayer y anteayer. Ya no diré nada con respecto a tiempo que quizás luego no pueda cumplir, solo espero que sepan que la historia no la dejaré aunque vaya a paso de tortuga =/... lenta pero segura jejeje. Espero les guste el cap ;)
Capítulo 9
CORAJE
DPOV:
Pero miren nada más, a la mocosa le salieron uñas… ¿O
debería de decir garras?
Quería reírme en su cara pero, algo, no sabía qué -y en
realidad tampoco me importaba tanto saberlo-, no me lo permitió.
Sentía la mirada del idiota de Stefan clavada en nosotros
como si esto fuera un jodido juego de tenis ¿Qué acaso no tenía algo mejor que
hacer que andar jodiéndome a mí? ¿Por qué rayos no se iba a cuidar a Elena y a
aprovechar mi ausencia para ser la horrenda parejita feliz que eran?
En verdad no se para que se molestaba tanto en quedarse por
aquí si ya le había dicho que haría lo que fuera por Elena -no por él-, y él
sabía que lo decía en serio.
¡Salvada por la campana! -pensé irónicamente cuando sentí el
sonido reverberar hasta allí.
― ¿Manada? ―susurró Stefan entonces saliendo del
aturdimiento que al parecer le había caído.
Parecía embobado mirándola.
¿Pero qué coños… ¿
¿Acaso él no estaba absoluta y perdidamente enamorado de su
tan amada Elena? ¿Entonces por qué cojones la veía a Isabella con aquella cara
de estúpido? Una más allá de la normal claro… Arrrg, quería gruñir… y romper
algunos cuellos de paso tan solo para quitarme algo de esta gran frustración
que ahora me embargaba.
¡Esta mocosa estaba causando más problemas de los que alguna
vez me pude siquiera llegar a imaginar! Uggh…
―Quita esa cara de estúpido Stefan ―dije dándole una palmada
en el pecho―, no creo que a Elena le agrade ver tu cara cuando miras a esta
mocosa ―dije fuerte y claro para llamar su atención. La de ambos en realidad―.
Y tú… ―suspiré, medio bufé―… Vete a clases y no hagas nada estúpido ¿quieres?
No creas que por un momento de dudosa valentía me harás temerte o algo siquiera
similar a ello. Y si piensas que voy a temerle a tu ‘manada’ quizás quieras
saber antes que yo también tengo unos cuantos extraños conocidos así… aunque
también conozco brujas y demás que podrían hacerles muchas cosas y tú no
quieres eso ¿verdad? ―dije sonriente por fuera aunque jodidamente tenso por
dentro.
Ella se tensó a su vez pero no se acobardó o dejó que sus
ojos se llenaran de lágrimas como habría sido habitual en ella hasta ahora.
Cosa que admito, me extrañó.
―Brujas, lo que me faltaba; a ver si entonces ya les piden
de favor que les hagan una maldita poción para no ser tan jodidamente
insoportables ―bufó―. Como sea. Me iré a clases y espero que ‘él’ no se
aparezca por allí… ya luego hablaremos de todo lo demás y, créeme que ahora
estoy soberanamente consciente de que cuanto antes te diga todo antes me desharé
de ti ―dijo casi al punto de escupir las palabras―, y eso es en verdad un
excelente aliciente.
―Seguro. Claro… ve a hacerte la inteligente con lo que te
resta de valentía que buena falta te hace ‘mocosa’ pero ―me acerqué tanto y a
tal velocidad que podía sentir el hálito de su repentina agitada respiración
sobre la piel de mi mentón. Se me hizo agua la boca… pero me contuve ¡Rayos!―…
Si para el final de la primera hora no sales directo hacia aquí puede que
comience a llevarme un bocadillo por hora… Tu amiguita esa tan altanera que
sale con el perro deforme ese podría ser la primera ¿Qué dices? Total, mientras
borre su memora no irá con cuentos ¿no? ―dije verdaderamente cabreado pero
guiñándole un ojo para ver si se atrevía a discutir de nuevo.
―Mmm… Ya me estás haciendo ir tarde así que lo diré claro
una vez más. No sé porque mierdas me he gastado en tenerte miedo ―se rio. Me
descolocó un poco aquello pero no lo demostré por obvias razones. Lo cierto era
que parecía algo diferente el día de hoy. Tenía un ¿Brillo? See, un brillo de
desafío constante en su mirada―. Vendré para la hora del almuerzo. NO. ANTES
¿Está claro ahora? ―dijo alejándose unos cuantos pasos―, y si quieres saber
algo respecto a los famosos Vulturis…
¡Joder, en verdad sabía de ellos!
Sentí como Stefan llegaba a mi lado como una exhalación,
cosa que a ella ni le alteró.
―… Mantendrás tus colmillos de pacotilla lejos de aquí. Nos
vemos… ―dijo girándose para luego correr hacia la ya desierta entrada.
―Damon ―no contesté.
Aun estaba idiotizado mirando por donde se fue la mocosa
cuando…
― ¡DAMON!
¡Maldito Stefan!
¡Esto era su jodida culpa!
Mi mocosa no se comportaba así hasta que él llegó y la
enloque… Wooow, esperen, esperen, esperen ¿Acabo de decir ‘MI’?
― ¡Con un demonio Damon concéntrate! ¿Qué fue todo eso? ¿En
verdad sabe sobre los ‘Vulturis’? ¿Por qué no me quiere cerca? ―comenzó a
preguntar él sin cesar ni respirar en menos de medio segundo. Ignoré todas y
cada una de ellas… menos la última.
― ¡No entiendo por qué demonios te importa tanto de pronto!
¿Acaso ya te has olvidado de Elena tu graaaan amada? ―le reproché
verdaderamente enojado… por todo ¿Qué mierda podía querer él de la mocosa? ¿Y
por qué ella le rehuía? ¡Mierda! Odiaba estar sin respuestas.
― ¡Por supuesto que no! Es solo… ella… esa chica ―suspiró―.
Esa chica tiene ‘algo’, algo que llama ¿No lo has notado Damon? ¿Cómo es
posible que toda criatura mitológica se le acerque? ¿Cómo es posible que sepa
tanto y siga viva? Y, lo más evidente ¿Por qué me rehúye desde que me conoció
si apenas la he tratado, he incluso en esos breves momentos he sido incluso
mucho más amable y tratable que tú? ¿No lo ves? ¡Ella hace todo al revés!
Tienes que reconocer al menos que ella debería querer huir de ti por como la
has estado tratando ¡Pero no! ¡Ella no solo termina haciéndote frente como si
no le importara absolutamente nada el hecho de que en verdad puedes matarla
sino que además ella te ha manejado a su antojo!
―Ella no me ha manejado ¡Nunca! ¡En ningún momento! Y ella
sí se quiere alejar de mí ―sentencié viendo como mi ‘hermano’ negaba con la
cabeza―. Pues así es, era… ¡ES! Hasta ayer ella era una simple mocosa llorona y
patética que no se atrevía siquiera a mirarme pero, viniste tú… ¡Tú tienes la
culpa! ―le grité sorprendiéndonos a ambos por el arranque― ¡No sé qué mierda
tienes pero la sacas de quicio… y ella me saca a mí! ¡AARRG! Mierda ―gruñí pateando el costado de un coche
dejándole una no tan leve marca en su puerta delantera del acompañante―. Arrrg
¿Por qué rayos no te quedaste donde estabas con tu amaaada novia y me dejaste
en paz? Es más ¿Por qué rayos no te vuelves por donde viniste justo ahora? ¡¿Por
qué no me dejas en paz?!
―Yo… Lo lamento Damon… por todo, lo sabes. Sé que no fue
enteramente mi culpa pero en verdad siento como se terminó dando todo. Con
Katherine, con Elena, yo…
― ¡Ya deja de hacerte el puto mártir conmigo Stefan!
¡Déjame-en-paz! ―dije acercándome lo más que podía a su cara y escupiendo las
palabras mientras intentaba mostrarle todo el odio que sentía dentro y que, en
realidad ya no sabía bien para quien era, cosa que jamás le diría claro. Me
giré tan rápido como antes me acerqué―. Iré por un bocado, regreso al rato
―dije antes de salir corriendo a todo lo que podía de allí. Sintiendo en cada
muerta fibra de mi muuuy muerto ser bullir una ira descontrolada en mí.
.
.
Vagué durante las casi cuatro horas aprovechando a deambular
por allí, deslumbrando a unos cuantos en mi camino y bebiendo de unos cuantos
cuellos. Casi drené a tres por completo de la furia que me cargaba. Tres
jugosos y tiernos cuellos femeninos de allí… donde quiera que fuera eso porque
no tenía ni idea de a donde había ido. Y tampoco era como si me importara.
Regresé al instituto justo a tiempo para saber que ella estaba
cumpliendo con lo que había dicho.
Isabella venía con paso presuroso y sonrisa ladeada justo
hacia donde estaba… estábamos, ya que sentí como en ese instante el siempre
maravilloso Stefan se colocaba a mi lado.
―Bueno, bueno. Parece ser que la mocosa llorona sigue en su
brillante papel de Nikita solo que sin ser para nada una hermosa femme fatale
claro está ―dije con un tono claramente burlesco.
Su semblante se tensó un momento pero luego sonrió… hasta
que miró detenidamente a Stefan y una fugaz mueca de dolor tuvo a lugar.
―Owww ¿El egocéntrico idiota vampiro de pacotilla está
molesto? Ero que pena… Quizás quieras matarme y ya ¿no? ―dijo tomándome por
sorpresa ¿Ella estaba tan solo tentándome, probándome… o en verdad quería?
¿Ella en verdad quería morir? Esto no era bueno, para nada, así que la ignoré
como el mejor para ‘quizás’ detenerme
a analizar su muy estúpida mente suicida LUEGO. Por ahora solo me acerqué a
ella. Quería respuestas… y hoy las obtendría a como de lugar.
―Basta ya, ambos ―dijo de pronto Stefan.
Lo que sin dudas hubiera sido un momento tenso y serio, si
no fuera porque Isabella sintió al parecer la expresa necesidad de mirarlo
igual de mal que yo lo hice -o casi igual-, lo cual terminó por resultar algo
absurdo y a la vez mínimamente gracioso.
O al menos así fue hasta que una corriente de aire nos trajo
de pronto aquel fuerte y tan marcado aroma.
Aroma definitivamente NO HUMANO.
― ¿Bella? ―dijo una voz cantarina a nuestra derecha,
llamando la atención de todos.
¡Por todos los santos! ¡¿Acaso en este jodido pueblucho
también había colonias de duendes y elfos?!
― ¡Bells! ―gritó nuevamente la chica con aspecto raro
comenzando a acercarse rápidamente a
Isabella… A una Isabella completamente pálida y con el rostro surcado de dolor.
Y, no me pregunten porqué, pero de un momento a otro me encontré delante e
ella, defendiéndola de aquella posible amenaza, sintiendo muy dentro de mí una
sensación sumamente extraña pero poderosa, la sensación de quererla a salvo.
Sensación de pertenencia.
La chica con aspecto de duende navideño o de mujer hobbit o
algo similar se detuvo en el mismo instante en el que sentí como la mocosa se
aferraba fuerte a la espalda de mi chaqueta y escondía la cabeza en mi espalda
para comenzar a boquear por aire, para luego comenzar a repetir histéricamente un “No más, por favor no más,
ya no más”, en un tono tan bajo que hasta a mí se me hacía difícil el oírlo con
claridad.
La hobbit miró entonces a Stefan y a mí frunciendo el ceño
para luego poner cara triste al volver a llamarla ya de manera dudosa.
― ¿Bella? Bella, cariño… Soy yo, Alice…
Mi mente entonces hizo la conexión inmediata ante el nombre.
Isabella pálida y temerosa. Alice… Cullen. Ella era la
jodida Alice Cullen, una de quienes la abandonó. Su ‘amiga’, según todo lo que
había averiguado. Su única ‘amiga cercana’. Genial.
¿Estaría sola? ¿Querrían hablar con nosotros? Necesitábamos
la mayor cantidad de información posible, eso era seguro, pero… Isabella…
arrgg. Maldita mocosa.
No podía dejarla así. Ella se veía sencillamente aterrada.
Se veía desgarrada, aun más que aquella vez en el bosque u otras tantas veces
en mi casa.
¡Demonios!
―Isabella ―dije con voz seca, rompiendo con el tenso y ya
largo silencio.
Stefan me miró e imitó mi actitud, sabiendo que esto era por
la chica -obviamente vampira-, que teníamos en frente. Vino así a mi lado,
cubriendo mi flanco en el que la mocosa podía quedar vulnerable. El ambiente
cada vez más y más tenso, ahora solo roto por los intentos de inspiraciones de
quien tenía detrás.
Ella no contestó.
― ¡Isabella! ―le llamé. Ella respingó y apretó aun más mi
campera― ¿Puedes venir a mi lado? Nos iremos a mi auto ¿De acuerdo? ―ella se
apretó fuertemente un poco más contra mí antes de suspirar y asentir contra mi
espalda, dando un paso a la vez hasta llegar a mi lado. Nunca mirando hacia
arriba.
La abracé por los hombros de manera instintiva,
sorprendiéndome a mí más que a todos y luego aun más cuando ella se aferró a mí
a la vez que yo reafirmaba mi agarre. Se sentía… raro… pero bien… arrg.
Stefan rápidamente se reposicionó tomando lugar a su otro
lado.
― ¿Alice Cullen verdad? ―dije sintiendo como Isabella se
tensaba entre mis brazos. La duende me miró entonces entre sorprendida y
curiosa primero, para luego mirarme de manera especulativa. Midiéndome.―. Este
obviamente no es el momento adecuado pero, nosotros necesitamos algunas
respuestas de parte de los Cullens así que, necesito saber ¿Han vuelto todos? ―dije de manera ruda, esperando
que ella no notara l forma implícita en que pregunté por todos…
― ¿Quiénes son ustedes? ¿Qué sucede Bella? ¿Qué son? Bella
cariño, por favor… ―ella apretó su mano en mi pecho y yo decidí que esto ya era
suficiente por ahora, luego podría seguir fácilmente el aroma de su efluvio y
ubicarla para obtener las dichosas respuestas. Ahora solo quería salir pitando
de allí.
―Isabella, vámonos. Stefan ―le llamé tirando mis llaves en
el proceso―. Nos veremos.
No sabía que carajos estaba mal conmigo. Podía perder la
pista. Ella podría desaparecer… Podrían pasar tantas cosas, tantas razones por
las cuales debiera de quedarme allí en este preciso momento y simplemente
comenzar a indagar con respecto al asunto que me había llevado hasta allí…
pero, por primera vez, por primera vez en mi vida entera sentía esta especie de
‘compulsión’ o lo que fuera, que me decía que lo principal era sacar a Isabella
de ahí ahora. Tenerla a salvo. No sé de qué, pero… a salvo.
Lentamente me di la vuelta junto con ella para ir lo más
rápido que ella pudiera hacia el coche. No quería cargarla por si de pronto
necesitaba las manos libres -no creo que uno se pueda fiar de los fríos-.
Stefan ya iba delante nuestro; y esa era otra cosa que por primera vez
agradecía -a regañadientes claro-, que él, estuviera aquí por si necesitaba
refuerzos o algo. Raro…
Un sollozo ahogado y seco -o al menos algo que se le
asemejaba mucho-, vino desde nuestras espaldas.
―Bells. Por favor ¡Por favor! No hagas esto. Ven conmigo,
necesitamos hablar. Te extrañé, no sabes cuanto. Necesito a mi amiga… por favor…
El cuerpo de Isabella se tensó por completo al escucharla.
Tanto que de pronto paró en seco… tanto que en un segundo logró zafarse de mi
agarre para girarse haciéndole frente con una mirada de puro odio en su aun pálido
rostro. Una mirada que desentonaba por completo con su rostro por lo general
suave y… ¿Qué mierda?
― ¿Así que me extrañaste Alice? ¿Me necesitas? ¿Así que
necesitas hablar con tu ‘amiga’? ―su voz se iba elevando en tono y furia con
cada palabra que salía escupida de sus labios― ¡Eres una maldita perra Alice Cullen!
Juro que te daría vuelta la cara de un golpe si no fuera porque, primero no te
haría nada y segundo porque es más que seguro que termine rompiéndome la mano
completa ¿Cómo te, atreves? ¿Cómo se atrevieron todos? Ustedes tan solo
llegaron y, tomaron todo de mí ¡Tomaron todo de mí Alice! ¿Y para qué? Se los
di todo ¿Entiendes eso? ¡Con una mierda, les di TODO de mí, todo lo que era, lo
que tenía! Y ustedes, ustedes prometieron tantas mierdas ¡¿Para qué?! ¡Oh
cierto! Para luego dejarme tirada a la primera de cambio, al primer
contratiempo para ustedes… Para llevarse todo lo que yo tenía, lo que quería.
Se llevaron todo lo que soñaba ¡Me dejaron muerta Alice! ¿Acaso piensas que yo
no te necesité? ¿Yo o necesité a mi ‘amiga’ en esos meses en lo que estuve
catatónica y a punto de que me internaran en un jodido psiquiátrico por la
depresión que tenía? ¿Acaso yo nos los necesité cuando casi morí de hipotermia
cuando él me dejó abandonada como si fuera nada en el bosque? ¿Acaso yo nos los
necesitaba? ¡Pues vete a la mismísima mierda tú y todos los Cullens Alice!
Gritaba ella desaforadamente mientras yo la miaba y
escuchaba perplejo… ¿Así que de eso iba todo con el vampiro y su familia? ¿Por
eso tanto ‘dolor’ y renuencia a hablar de ellos?
―No Bella, no entiendes, yo quise… yo…
―No Alice, eres tú la que no entiende ¡Tú estás muerta para
mí! ¡TODOS USTEDES LO ESTÁN!
Su voz para este entonces era ya hielo puro. Sonaba sin
emoción alguna. Hueca.
―Los odio ―susurró.
Y esto era como si por primera vez lo pudiera aceptar para
sí misma. Conocía el sentimiento obviamente.
―A todos. Pero a él y a ti más que a ninguno ―escupió con
desprecio―. Ahora ve. Ve y búscate a otra idiota a la que arruinar. Vayan y
cáguenle la existencia a alguien más… A mí, a mí ya no me queda nada por joder.
No tengo absolutamente nada, y eso se los debo a todos ustedes… muéranse de una
vez Alice… ―dijo antes de girarse nuevamente y tomarme por la cintura al tiempo
que yo la rodeaba por la suya de manera natural, sin siquiera pensar en ello,
dejando tras de nosotros a una vampira que lloraba sin lágrimas y se lamentaba
con pequeños y bajos gemidos de evidente dolor.
No me importaba.
Por su culpa era que esta molesta mocosa estaba así.
Por su culpa.
Y no sé por qué mierda pero eso definitivamente me cabreaba
a sobremanera.
¿Tomates? ¿Piedras? ¿Alguien aun por allí? =)
Espero que les haya gustado el cap y, bueno, nada más ;)
Como siempre nos leemos en el próx o en otros... besos y cuídense
Etiquetas:
Tu mundo en mi camino
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Sita.
ResponderEliminarMe encanta ...... Mil gracias por continuarlo, llevo mucho esperando y espero que siga, me parece fascinante esta mezcla de las dos sagas.
la verdad no lo habia leido ,pero me a encantado,sigue asi nena....
ResponderEliminarwow simplemente genial. porfa spero q sigas con la historia y actualices pronto.. es maravillosa.. soy 100% team edd pero tengo cierta debilidad por damon.. sigue felicidades
ResponderEliminarWooow, recien hoy comence a leer todos los capis de esta historia, es increíble como puedes unir dos historias completamente diferentes en una sola hacienda una gran trama que involucre ambas historias... mucha suerte y espero leer mas pronto.
ResponderEliminar