16 de abril de 2013

el infierno tras su mirada... capítulo 12


EL INFIERNO TRAS SU MIRADA

DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a S. Meyer y la historia es de mi autoría.

AVISOS PREVIOS: Escenas explícitas de; Violencia, violación, lenguaje adulto, perversión, maltratos… y derivados.

N/A: Este fic será oscuro y verdaderamente crudo. Para mí es simplemente es una historia más de las que rondan en mi cabeza, pero si a alguien le afecta en mayor medida todo lo anteriormente mencionado le aconsejo que se retire antes de siquiera comenzar. AVISO porque NO quiero RECLAMOS ¿OK?

***

CAPÍTULO 12

***


Jasper se quedó haciendo vigilia por el resto de la noche. Obvio como siempre los gritos de súplica y los llantos de dolor que resonaban como ecos lejanos en el medio del silencio nocturno, eso no era ajeno para él y, aunque pareciera cruel y frío, él ya sabía como bloquearlo. Nada más. Nada menos.

El día llegó e Isabella despertó. Jasper tuvo a bien el calmarla tanto como pudo cuando ella casi salta de la cama al verlo allí con toda su desorientación evidente encima. Él solo se limitó a hablarle con su voz sedante y explicarle así lo que sucedió.

Ella solo lo miró.

Jane no regresó.

Una vez que Jasper le informó a su amo que la joven se hallaba despierta y bien, Carslile finalmente se retiró a dormir a su alcoba. Salió del cuarto en donde se había encargado de descargar sus frustraciones y excesos si siquiera detenerse a vestirse o mirar atrás. No le importaba. No quería ver con nuevos y frescos ojos el nivel de su enojo en aquel cuerpo que sabía se hallaba tirado en aquella gran cama, completamente desmadejado e inerte.

Jasper, diligente, lo siguió en silencio y le acomodó el cuarto antes de retirarse y dejar a su amo descansar.

Por lo menos hacía ya rato que no había gritos ni llantos.

Silencio.

Hermoso y nefasto silencio.

Jasper sabía mejor. Él sabía que era ahora su responsabilidad arreglar cualquier tipo de desorden que hubiese en el cuarto, por lo que llamó a una de las chicas para que ayudase a la niña y a uno de los chicos para que le ayudase a acomodar el cuarto.

―Parece que el señor estuvo 'motivado' anoche ¿Qué sucedió?

―Cierto... Oímos mucho ruido...

Jasper negó.

La niña no presentaba buen aspecto para nada. Pero estaba viva.

―Trajo dos nuevas. Ésta era la virgen y era su juguete de fin de es la otra la que le importa ―volvió a negar mientras quitaba las mantas y las arrojaba indiferente hacia un cesto para la ropa―. Él estrenó a esta pero...

― ¿Pero? ―preguntó la joven. La curiosidad por lo nuevo no era algo extraño aquí teniendo en cuenta que nadie, ningún juguete tenía contacto con el exterior a menos que fuera en compañía de su amo. Y así y todo ese era un raro 'privilegio'.

―Pero la chica casi muere desangrada anoche ―dijo revelando en su voz su evidente molestia con todo este asunto.

Era más que molestia realmente. Estaba verdaderamente enojado.

Él había visto de primera mano las heridas. La... brutalidad con que fueron hechas... No tenía palabras. Cada vez que veía algo así no podía evitar pensar en su hermana. No podía evitarlo. Y le frustraba tanto como le molestaba. No quería hacerlo. Prefería el dolor de la insensibilidad.

―Fue... ¿Fue él? ―susurró el chico. Completamente consciente de lo verdaderamente cruel que podía ser su amo si se le retaba a ello.

El chico era aún demasiado joven. Casi se diría nuevo en todo esto. El menor de todos ellos en edad y quizás en su pobre ingenuidad. Lamentablemente para él.

―No. Ella no es nueva.

Silencio.

Eso lo resumía todo.

Una simple frase.

Una jodida oración.

Cuatro míseras palabras.

Quince letras condenatorias.

A eso se resumía todo. En eso se evaluaba allí el estado de una vida.

En silencio la habitación fue acomodada. Ya nadie quería saber más. Nadie necesitaba saber más. No hacía falta. Sus mentes era demasiado imaginativas y demasiado informadas en lo referente a ese mundo en el que todos se hallaban condenados de una manera o de otra.

Una vez que la tarea fue cumplida y todo quedó tal y como debiera, dejaron a la niña -ahora limpia-, de nuevo en el centro de la cama ya completamente armada e higienizada, fresca, una vez más.

Jane ni siquiera se despertó. Ella fue levantada, aseada y vestida con otro tipo de vestiduras ligeras -que eran evidentemente ideadas para el fácil acceso-, y ella ni lo notó. No estaba desmayada como podría creerse y esperarse, no. Su mente solo se negaba a regresar al mundo de su fatídica consciencia . Se negaba a enfrentar por propia voluntad aquella realidad que, irónicamente, era su peor pesadilla.

Aún así, de un modo casi onírico, pudo sentir el ligero toque de manos delicadas sobre su maltratada y sensible piel. Toques suaves como una pluma.

Se dejó hacer.

¿Qué más le quedaba?

Disfrutó secretamente y en privado de aquella extraña caricia. Extraña en más de un sentido porque nunca en su vida nadie la había tratado con tal cuidado.

Nadie.

Esto era desconocido... y agradable. Y por eso solo era más y más extraño.

Bueno... nadie excepto quizás Isa. Isa, quién era la única que mecía sus cabellos y quien a veces apretaba su hombro en señal de apoyo. Que la mirada con dureza cuando, por estar aburrida o por querer ayudar, se arriesgaba a aventurarse más allá de las puertas permitidas; y que la miraba dulce cuando le decía que si alguna vez se iba ella la sacaría. Sí, Isa era buena. Era. porque allí, en el medio de la escoria; respirando, tragando y nadando en ella... la bondad se iba. La bondad moría.

La escoria mataba la esencia del alma de los desafortunados.

Sí, Isa había sido buena... pero este tacto. Este tacto era tan, relajante.

Los chicos partieron sin demoras hacia su cuarto tras terminar. A nadie le gustaba la idea de cruzarse por error con su amo cuando se encontraba tan inestable y nervioso.

Eran errores que todos habían cometido y que muy prontamente aprendieron a evitar.

A nadie le gustaban las consecuencias de sus errores. Todos trataban de o tentar el castigo. La originalidad de su amo para los castigos era conocida, temida y respetada. Sobre todo por aquellos que la habían vivido en carne propia.

Jasper no tuvo esa suerte.

Él no podía irse sin terminar de organizar todo.

Y en el todo se incluía el revisar a la niña. Una niña que al parecer tenía gran poder sobre su amo... y sobre él porque, aunque no quisiera de ninguna manera sentirse así, sucedía. El ver a esa niña tan débil pero, extrañamente firme; tan hastiada y a la vez casi, esperanzada -de una manera muy críptica-, le provocaba cosas que sabía nunca debía permitirse sentir. No por alguien así. No por un juguete de su señor. Eran la muerte.

Él no podía darse el lujo de 'encariñarse' o sentirse 'protector' con alguien que estaba claramente bajo los deseos y designios de su amo. No podía perder otra vez. No quería sentir porque, la última vez que sintió... fue demasiado alto, un precio demasiado malditamente alto. Demasiado...

Aún sentía el dolor recorrer su cuerpo al recordar a su pequeña Alice.

Él la amó, de eso estaba absolutamente seguro, pero aún así no pudo salvarla. No de ella misma.

Su amor lo cegó, y para cuando se dio cuenta de lo sucedido, ya era demasiado tarde.

Cuando ella se enteró de que él y su hermana habían salvado a Carslile se sintió traicionada. Tanto, que sin decir nada, aprovechó su posición para convencerlo de dejarla salir un poco cuando el amo no estaba.

Craso error.

La pequeña e hiperactiva Alice supo muy bien donde buscar.

En cuestión de minutos se había tragado un frasco entero de pastillas para la depresión y medio tarro de pastillas para el dolor muscular.

Como si nada, ella lo buscó para hacer el amor una vez más... y luego terminar muriendo en sus brazos mientras le suspiraba entre lágrimas el porqué lo había hecho y preguntando finalmente que porqué ellos habían salvado a ese monstruo.

Ella no entendió.

Nunca lo haría.

El joven rubio nunca lloró tanto como entonces. Nunca sufrió tanto ni entonces ni ahora, por eso... por eso es que esto le causaba miedo, casi pánico. El sentir algo, lo que fuera por esa niña frágil y fuerte. Algo, cualquier cosa.

Él no podía sentir nada por nadie más que por su hermana. Así era y así tendría que seguir siendo.

Él tenía que asegurarse de ello.

Y lo haría.

¿¿¿ OPINIONES ???

2 comentarios:

  1. waooo pobre jasper ver morir a su amada en sus brazos... quien es su hermana...
    podra bella recuperarse y salvarse de ese infierno...
    jane podra soportar mas torturas de las que ya le han hecho...

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  2. Que pena me da todo lo que les esta pasando a Bella y Jane y ahora al saber lo que le paso a Jasper con Alice que dificil todo ojalá Bella se alcance a recuperar y Carlisle no le haga mas daño me pregunto si en esta historia va a salir Edward hasta el siquiente capitulo
    saludos y abrazos desde México

    ResponderEliminar

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