"La llamada"
DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a S. Meyer y la historia es de mi autoría.
Este fic contendrá mennage HETERO -BI- Y HOMOSEXUAL. Lemmons gráficos y lenguaje adulto.
.
EPOV.:
Desperté vagamente desorientado con una sensación de apriete
en mi estómago. No entendí… hasta que una húmeda cavidad rodeó mi miembro ya
duramente erecto. Mojándolo con abundante saliva a su paso y raspando
ligeramente con sus dientes cuando llegaba al punto de casi liberarlo por
completo.
Succionando, chupando, lamiendo; saboreando mi enhiesta
carne con glotonería.
Mis gemidos fueron entonces ya audibles y muy sonoros para
ese entonces pero, en un esfuerzo sobre humano logré abrir los ojos lo
suficiente como para ver como la luz que se colaba por entre las persianas del
cuarto hacían reflejos rojizos sobre aquella abundante y sedosa cabellera.
Agggh… Por Dios.
La boca de Isabella era un puto y muy jodido tesoro y aquella
suave y tibia lengua juguetona era la mejor espada de placer, capaz de
atormentar hasta el delirio o la muerte con ella… Pero moriría feliz sin
dudarlo siquiera.
Un breve movimiento a mi derecha me hizo notar como Jake
salía húmedo y desnudo –salvo por una blanca toalla sobre sus hombros con la
cual se frotaba los cortos cabellos- para quedarse quieto un minuto, observando
la escena ante sí.
Obviamente lo de espectador no era lo suyo –pensé con algo
de sorna.
Él no tardó nada de nada en subir de rodillas a la cama y
comenzar a sobar el pequeño culo respingón que Isabella por estar desnuda
dejaba agitado al aire justamente hacia él. Pequeña provocadora. Siseé. Joder,
si seguía chupándomela así no iba a aguantar mucho más.
Carajo.
¡Santa putísima mierda!
Mi cuerpo se retorcía como una serpiente que culebreaba ante
su enemigo. No podía controlar mis espasmos, las sensaciones que invadían mi
cuerpo sin descanso. La electricidad.
El simple hecho de despertar así siendo tomado de esa manera
por la suavidad de su boca y la calidez de su entusiasta lengua era… asombrosa,
pero el saber además que Jake venía hacia nosotros, a unírsenos así, todo
mojado y que lo más probable era que tomara aquel perfecto culito que se
agitaba tan tentador y prometedor como sabíamos que era… JODER. No sabría
decirlo con sencillez en una sola palabra; simplemente era magnífica, fabulosa,
fantástica, espectacular… y todos los putos adjetivos parecidos a esos más… De
todas formas y aunque fueran unidas eran simples palabras que no legaban a
reflejar ni por asomo todo lo que me encendían.
Isabella gimió sobre mi miembro –ahora tan condenadamente
duro que dolía cada vez que palpitaba- mientras aspiraba con fuerza mi cabeza
como respuesta a la fuerte, firme y sorpresiva embestida que recibió ¡Mierda!
Elevé como y cuanto pude mi cabeza –emm, la otra-, para ver
aquella maravillosa y sumamente erótica escena que se desarrollaba frente a mí,
la escena en que Jacob la tomaba… pero era jodidamente difícil concentrarme en
aquello, no cuando ella me succionaba cual sopapa como si en ello se le fuera
la vida. Era un esfuerzo titánico teniendo en cuenta de que la mamada que me
daba estaba fuera de control. Puta madre.
Quería, necesitaba saber si le estaba follando el culito ese
tan rico que tenía o si, por el contrario, le estaba llenando aquel manantial
de jugos que inundaba con sus aromas el aire de aquel recinto hasta enviciarlo
y hacernos adictos a él.
Gruñí cuando me mordisqueó un poco más fuerte la carne
venosa del tallo.
Mierda, mierda, mierda. No podría resistirlo por mucho más,
de hecho, me estaba acojonando.
Reuní toda la escasa fuerza que tenía y llevé una mano hacia
su centro contorsionándome un poco en el camino. Disfrutando de los gemidos y
jadeos que estaban ambos, todos, soltando.
Arrgg… Joder, estaba taaaan mojada. Toqué su pequeño botón,
tan solo rozándolo.
―Arrg… Mierda… Ed, Jake… uggg…
―Así muñeca, así, mmm… Tan rica y húmeda, me muero por lamer
toda esa pequeña raja mojada… ¡Ahh! ¡Eddd!
Sí, había llegado. Joder quería saltar. Mi mano finalmente
rozó su entrada tanteando hasta que logré rodear un poco de la base del tallo
de Jake con mis dedos, apretando y soltando como si lo estuviera ordeñando.
Mierda, estaba taaaan bañado de los jugos de mi gatita que me entraron
enooormes ganas de chuparlo a él, a ella. Hambre.
―Quiero que te folles su culo mientras yo entierro mis dedos
en su ardiente laguna hasta mi palma. Quiero que lo folles duro y fuerte hasta
que tus pelotas rocen mi mano… Y tú gatita, quiero que grites. Quiero que
saques cada grito de placer que te provoquemos y que esos gritos los ahogues en
mi polla mientras me comes fuerte.
Ahí está. Lo dije. Quiero eso. Necesito eso.
―Carajo Ed… Estoy, yo estoy que… arrg, que reviento y tú
¡Joder! ―gruñó Jake siseando mientras daba algunas estocadas más en su ardiente
centro para luego salirse de un golpe seco―… Mierda muñeca, me has dejado tan
mojado que voy a resbalar muy fácil en ti ¿Me vas a apretar con ese ardiente
culito tuyo? ¿Vas a gritar para darle el gusto a nuestro dictador de hoy?
Sabía que a Jacob le gustaba cuando me ponía en verdad
caliente y demandante. Cuando ordenaba qué, cómo, y cuánto quería.
― ¡Sí! ¡Oh Santa puta mierda! ¡Siiii! Ya, pónmela ya, por
favor… yo estoy, arrgg, ¡YAAA!
― ¡Vaya que están demandantes hoy! Joder… ―siseó Jake. Asumí
que estaba tanteando la entrada por su cara de concentración extrema. Sí, eso
quería, sabía que no aguantaría demasiado así. Lo sé, soy un puto maldito.
― ¡Sí, oh sí! Más, más, por favor más. Arrgg…
―Mmm… Gatita, sí así, grita, grita… pero grita en mi polla.
Grita sobre mí, contra mí, alrededor de mí. Grita y trágame, vacíame, lámeme,
chúpame… entiérrame hasta lo más hondo de tu garganta ―dije mientras me doblaba
por la cintura para tener un mayor acceso a aquel agujero que goteaba y palpitaba
por atención―. Dime, dime como lo sientes allí enterrado en lo más profundo de
tu hermoso culo mientras me lames y luego trágame. Háblame. Concéntrate.
―No… Joder, no… no puedo… Arrgg, mmm ―dijo engullendo
fuerte, muy, muy fuerte mi polla dentro de su boca mientras con la lengua me
hacía remolinos sobre el glande que sabía me volvían loco.
Sentía más que veía los envites profundos pero ligeramente
pausados de Jake en ella. Se estaba controlando. Mierda, yo no quería eso. Yo
quería que se suelte y se dejara ir, que soltara toda la mierda que había
estado reprimiendo.
― ¡Hazlo! ―grité tomando su cabello enredado en mi puño y
separándola casi con brusquedad de mi miembro.
―Arrgg, maldito… Jake, Ja-ke, él, está… tan, arrg…
enterrado, profundo, mojado, en mí… caliente, duro ¡Joder! ―me engulló de nuevo
soltándose de mi agarre con fuerza. Pequeña gatita rebelde.
―Más, dinos más… ―jadeé mientras sentía su campanilla tocar
mi punta roma, henchida y pesada, dura.
―Joder… Mier-da Ed yo-poc-co, más… ¡Mierda! Ohhh nena, te
sientes taaan, bieeen… Ugghh…
―Siii, sí, oh sí, más, más aden-tro-más, owww, más… por
favor…
Mis dedos se movían a una velocidad frenética dentro de
ella. No mentí antes. Mis dedos estaban empapados entrando una y otra vez hasta
que sentía la piel del pliegue al pulgar jodidamente tirante mientras éste
rozaba insistente contra aquel botón que estaba abierto y todo cubierto de sus
jugos, resbaloso, hinchado, caliente…
― ¡YAAAA! ¡ED YAAA!
―Oh, joder, joder, joder… me vengo, me vengo, arrrrggg…
―Sí, sí. Trágame, trágame ahora. MIEEEERRRDAA ―grité con lo
poco de voz que me quedaba cuando sentí como Jake se hundía con todo lo que
tenía en ella y como en respuesta inmediata ella comenzaba a apretar mis tres
dedos en su interior hasta que casi temí que me los fracturara o algo.
Mi orgasmo fue fulminante.
Me desgastó.
Me vació.
Me desgarró desde el mismo centro de mis entrañas.
El calor y la necesidad arrasaron con mi endeble cuerpo. Y
me sentí caer, desfallecer en aquel limbo de placer.
Llegué a sentir como mi pecho se separaba con fuerza del
colchón mientras el placer en su máximo auge me recorría por completo, hasta
que pasó y se llevó toda mi fuerza con él a su paso.
Su boca, su pequeña boca folladora me comió hasta que mis
últimas gotas abandonaron mi cuerpo. Vaciándome en más de un sentido,
despojándome de la poca cordura -o locura, como quiera verse- que me quedaba en
aquellos momentos.
No pude despegar mis ojos. No podría aunque quisiera. Pero
sí sentí como el peso de Jake caía en seco sobre el colchón a mis pies y como
Bella, mi sexy gatita, quedaba rendida sobre mis piernas, rodeando mi cintura.
Tan solo ladeándose lo necesario para no dormirse con mi pene frente a su cara.
Un par de movimientos más y sentí a otro par de brazos rodear mi cintura, medio
sobre mí, medio sobre la otra pierna que ya tenía encima… Joder, no tenía idea
de como mierda nos veíamos en este momento. De seguro todo un tremendo lío de
piel y carne sudorosas y de extremidades entrelazadas y quizás…
Quizás nada, el sueño me venció y me rendí a la oscuridad
que me daba la bienvenida para un descanso reparador.
.
.
Desperté –por no sé cuanta vez- encontrándome solo en la
cama.
MIEEERDA –pensé siseando-, me dolía jodidamente todo. Y
cuando digo todo, es TODO.
Arrg.
Mis rodillas temblaron un poco cuando finalmente arrastré mi
cuerpo al borde y me paré. Esperé dos segundos para ganar estabilidad y luego
caminé hasta la cómoda para sacar un par de calzoncillos limpios. Pensé en
ponérmelos pero, naaa, me sentía demasiado sucio. Todavía conservaba en mi
cuerpo el sudor y tenía algunas zonas un tanto pegoteadas.
Me duché con rapidez ya que no me gustaba nada no saber
donde estaban y me vestí con tan solo los boxers que había tomado recién.
Salí del dormitorio y bajé las escaleras rumbo a la cocina
¡Tenía un hambre de los mil demonios!
Sonreí ¿Y cómo para no verdad?
―Ohhhh, pero miren quien ha despertado al fin ―dijo Jacob
despatarrado en la silla de la cocina mientras tomaba una taza que olía a
delicioso café con una de sus manos… la otra estaba posada sobre la cintura de
Bella, quien estaba sentada sobre él y con otra taza en la mano.
Ambos me sonrieron con aquella que tan solo un amante bien
follado sabe dar y yo sonreí un tanto pagado de mí mismo y un tanto avergonzado
–muy poco- de haber mostrado aquel lado un poco dominante frente a Bella. Ok,
sí, ya lo había ‘insinuado’, pero
hasta ahora jamás había ordenado tan explícitamente algo.
―Owww… miren quien está incómodo después de haberse mostrado
como todo un Dom en la cama ¿Acaso crees que nos tragaremos el cuento de la
timidez o vergüenza? ―dijo Bella para luego estallar en carcajadas mientras se
agarraba de Jake para no caerse.
―Mmm… Nop, creo que hay cosas mejores para tragar ¿No es así
gatita? ―dije sugestivamente elevando con sorna una de mis cejas.
―Arrgg… si no fuera porque me duele todo ya te estaría
tirando al piso para que tú tragues algo en verdad muy nutritivo… ―dijo ella sorprendiéndome con sus soeces
palabras, muy gratamente debo añadir.
Ahora fue Jake quien rio.
―Muñeca, pensé que aguantarías un poco más…
Ella lo miró de pronto como si le hubieran salido diez
cabezas demás a cada lado y se veía verdaderamente graciosa con esa enorme
expresión de shock. Jake en cambio se veía… joder… se veía tremendamente
caliente, sentado allí, tan solo con un muy pequeño y ajustado boxer blanco que
le quedaba como un hermoso guante.
― ¡A la mierda con ustedes! ¿Saben cuantas putas veces me
cogieron ayer? ¡Diez! ¡DIEZ VECES! ¡Mi culo y mi vagina están al rojo vivo! ¡Agradezcan
que todavía camino! ¿Saben cuántas veces me hicieron venir? ¡Más de quince!
¡QUIN-CE! Jodeeer… perdí la cuenta antes de dormirme por primera vez y como
luego soñé en caliente ya no sé si alguno lo soñé o no pero, la cosa es que
¡Para seguir siendo ninfómana tengo que seguir viva! ¡Joder! ¡Qué si no me
cacha el bendito loco de mierda me matarán ustedes por desgaste!
Lo siento. Me reí ¡No pude resistirme! Se veía tan linda
allí, ahora parada, con las mejillas infladas y muy sonrosadas mientras nos
disparaba dagas con la mirada. Jake se unió a mí cuando ya no se pudo contener
más y ella nos entornó los ojos antes de terminar por echarse a reír también a
carcajadas.
―Mierda Bells. Lo lamento ―risas―, en verdad ―más risas―,
joder…
―Malos, son malos… Me dejaron más abierta que aro de básquet
chicos… ―risas―… espero poder seguir sintiendo algo después de hoy ―más risas,
ya carcajadas de nuevo.
― ¿Se-guir? ―dije yo aun sin parar reír desde que había
comenzado.
―Ajá ―me miró divertida―… ahora de seguro que todo me baile
por ahí dentro ―risas de nuevo―… lo lamento… tendré que buscarme a nuevos
chicos con súper pollas para volver a sentirme llenita ―dijo guiñándonos un ojo
y haciendo un pequeño puchero. Jake se puso serio de golpe.
Oh, oh… a no, eso sí que no… hasta ahí llegaba la diversión.
―Pues te compramos consoladores gigantes pero tú te quedas
con nosotros gatita… Nos baile o no… ―dije yo acercándome a ella de una larga
zancada y cortando toda risa de repente.
Como siempre que a tenía cerca mi cuerpo reaccionó enseguida
a su piel, a su olor, a su calor.
―Owww… ¡Dios! Era broma ―bufó rodando los ojos― ¡mierda
chicos, sentido del humor! ―agregó entre risitas tontas mientras tiraba sus
brazos a mi cuello para darle un pequeño, muy pequeño beso en mis labios.
―Mmm… No, no, no… eso no es chistoso ―le respondí yo tomando
su rostro para plantarle un beso como se debía.
Esperaba que se le pasara pronto dicho malestar porque ya
tenía ganas de follarla. Sobre la mesada estaría bien.
― ¡Ah no! ¡Me van a
dejar descansar un rato así que guarden sus monstruos por unas horas!
¿Estamos? ―dijo de lo más seria separándose de mí en cuanto sintió a mi amigo
despertándose rápidamente contra ella.
Bufé.
Arrgg.
―Ya chico ya… a mí me dijo lo mismo cuando me acerqué antes
―dijo Jake viniendo a mi lado y pasando un brazo por mis hombros antes de darme
un ligero beso en los labios con un tono un tanto apesadumbrado.
― ¡Arrg! No se hagan que no es para tanto ¿ok? Vamos, vamos…
me voy a dar una ducha rápida y luego pueden llevarme a recorrer un poquito los
bosques ¿Quieren? Este lugar me recuerda a Forks ―dijo bajando la voz al final
mientras desviaba la vista para perderla en la imagen fuera de la ventana. Su
mirada de pronto fue triste.
Bosque. Forks… Sus padres ¡MIERDA!
―De acuerdo, de acuerdo… nos arrastraremos por el bosque a
que nos piquen los bichos y a que nos coman los mosquitos ―dije poniendo cara
de completo pesar en mi rostro. Una cara verdaderamente patética y casi
llorosa―… ¡¿pero nos prometes que cogemos cuando volvamos?! ―grité en tono
entusiasta.
Mi objetivo era hacer que ella se olvidara de cualquier
pensamiento que haya cruzado por su mente para poner esa mirada. Y creo que lo
conseguí cuando la vi voltear rápida y sorprendida hacia mí poniendo una cara
de total consternación para que luego su barbilla comenzara a temblar,
finalmente estallando en tan grandes carcajadas de risa que su cuerpo se dobló.
Bien. Tarea cumplida –me dije orgulloso.
Cuando Bella terminó al fin de reír se fue al cuarto a
bañarse y ponerse algo más de ropa que una camisa ya sucia de hombre y yo me
quedé con Jake abajo tomando un café y engullando algunas galletas saladas que
había allí conservadas en la despensa. No lo dijimos con palabras pero ambos
supimos que no debíamos permitir que este fin de semana se empañara con viejos
recuerdos. No queríamos que sucediera lo mismo que aquella vez con los sueños y
los gritos. Esta vez Alice no podría venir a ayudarnos y tampoco queríamos que
sufriera innecesariamente en un momento que era específicamente para
relajarnos.
Bueno, al menos me quedaba de consuelo el hecho de saber que
todos estábamos tratando de hacerlo.
Tratar –bufé-,
estaba comenzando a odiar esa palabra, y de paso a todos los apelativos de
éste. Sonaba a poco, sonaba hueco. Me sonaba sencillamente mal para aplicarla a
todo lo que pretendíamos y aspirábamos.
Finalmente luego de hablar con Jake –y de paso robarnos unos
cuantos besos-, Bella bajó vestida de lo más natural. Unos jeans a la cadera de
un azul claro, muy ceñidos y desgastados, una camiseta de manga larga con
capucha de color añil y unas muy comunes zapatillas de lona de color –o mejor
dicho de imitación- jean. Parecía una adolescente con su cara lavada y su
cabello atado en una coleta alta y algo desprolija. No había punto de unión
entre esta joven casual y deportiva, divertida y hasta traviesa, con la
sexóloga sensual y profesional, sexy y sarcástica. Nop, no lo había. Pero “esto” era ella. Esta versatilidad
camaleónica era su muda de piel, su capa tras capa… pero todas eran ella. Y
creo que ya era obvio que las amaríamos a todas ellas, ambos.
Cuando nos vio aún ahí abajo, cercanos y completamente
relajados aún vistiendo tan solo unos muy ajustados Boers nos miró de mala
manera, por lo que antes de comenzar cualquier cosa ambos salimos disparados
escaleras arriba hacia el dormitorio para ponernos la primera cosa –limpia- que
viéramos.
Seee, como buenos hombres que somos tomamos lo primero que
nos estuvo disponible sin hacer ni dar mucha vuelta ¿Con qué fin?
En mi caso tomé un par de jeans oscuros y una camiseta verde
oscuro con unas letras raras como estampado mientras que Jake se colocaba unas
bermudas rojas con tribales en gris oscuro y blanco a los lados y una camisa
manga larga negra la que le dobló las
mangas hasta los codos.
Se veía bien. Muy
bien de hecho.
De pronto y de la nada, una idea fugaz pero demasiado
atormentadora cruzó por mi mente mientras lo observaba terminar de vestirse.
¿Lo he descuidado a él desde que todo ‘esto’ comenzó? Si he
de ser sincero, admitiré que sí, creo que sí, al menos un poco en comparación
con nuestra antigua vida. Mmm… quizás debiera preguntarlo, o hablarlo
directamente con él, a solas –tampoco es como si quisiera que Bella se pusiera
mal también por una falta mía-. Sé que hemos estado bastante liados con todo lo
sucedido pero –suspiré con pesar-, no quiero que Jacob termine sintiéndose
menos importante para mí.
Me acerqué a él desde atrás. Lo abracé.
―Te amo ¿Lo sabes verdad? ―solté de pronto sin pensarlo
siquiera. Lo sentía, sentía correr por mi cuerpo, por mis venas. Por toda mi
piel el amor, deseo y anhelo que sentía por él.
Él suspiró dándose la vuelta y me sonrió, para luego
acercárseme aun más.
―Lo sé, nene, lo sé. Te amo igual o más que tú y sé que lo
sabes también ―contestó él tomando mi nuca para acercar por fin mi boca a la
suya.
Fue un beso suave. Un beso de amor y reafirmación, de
seguridad. Lento. Firme. Húmedo. De entrega.
Joder, lo amaba. Lo amaba jodidamente mucho y, quería,
necesitaba que él estuviese completamente seguro de ello en y sobre cualquier
circunstancia.
―Solo quiero que lo sepas y estés seguro de ello en todo
momento ¿Ok? No quiero que pienses que… ―me besó. Ardiente. Caliente.
―Lo sé. Lo sé… yo me siento igual. Sé sin dudas que todo
esto será ‘complicado’, ya lo es de
hecho pero, podemos con ello Ed. Sé que podemos. Lo vale. No temas por mí, yo
me siento completamente seguro de mi amor por ti y del tuyo por mí. Y…
―suspiró―… Te agradezco enormemente que hayas insistido en aquel plan medio
loco de conseguir una mujer porque, en definitiva, ello fue lo que nos llevó a
Bella. De no ser así estoy seguro de que yo no hubiera pensado en nada más
siquiera con ella cuando fue al buffet, y si lo hacía de seguro la derivaría a
uno de los chicos ―negó con la cabeza ante aquella posibilidad que ni yo mismo
había tenido en cuenta―. Tú me abriste los ojos a la posibilidad Ed. Bella lo
vale y lo sabes, ambos lo sabemos ―besó mi nariz antes de terminar por juntar
nuestras frentes. Mi rostro atrapado entre sus grandes y calientes manos.
Sonrió―. Además, no es como si no te sintiera o tomara ¿Verdad? ¿Acaso quieres
una demostración individual? ―Jooo… mmm… Yooo…
―Chicos ¿Vamos? Se está haciendo… Oh, dis-disculpen ―dijo
Bella apareciendo a la corrida por la puerta. Quedándose estática agarrada a
ella en cuanto nos vio. La incomodidad y duda se instaló en ella de manera
evidente.
.
.
Ayer sábado la pasamos realmente bien.
Paseamos por entre los árboles. Oliendo el aroma a hierbas y
madera que abundaba en aquel aire. Eso más la salinidad del mar y los sonidos
tan silvestres fue un tiempo preciado para gente tan de ciudad como nosotros.
Caminamos por la orilla del mar y lanzamos rocas sobre el
agua –algo en lo que al parecer ya estaba bastante oxidado debo reconocer-,
mientras Bella nos contaba pequeñas diferencias y/o similitudes entre este
paraje y el que era su hogar. Nos contó de un pequeño prado lleno de flores que
usaba como lugar secreto cuando quería pensar o simplemente estar rodeada del
silencio y la soledad. También contó algunas cosas o anécdotas de sus padres,
pero no entró mucho en el tema y en ningún momento se mostró triste ya que
todos eran recuerdos bastante graciosos. La nostalgia sí no la pudimos evitar, pero
estaba bien, todo estaría bien mientras no sufriera.
Cuando ya había cerrado la noche y el viento comenzaba a
soplar con más fuerza, nos metimos a la casa y comimos unos sencillos
macarrones con queso acompañados de unos emparedados. En verdad que cuando hay
hambre todo es delicioso. No quedó naaadaa, y eso que la comida habría debido
de ser como para cinco o seis personas, pero bueno…
La noche… Ufff, ¿Tengo qué decirlo? La noche fue aun más
apasionada que la anterior –si cabe- y terminamos por caer rendidos casi cuando
las primeras luces del alba despuntaban en el horizonte.
Una vez más el lío en la cama era tremendo. Las sábanas
estaban totalmente salidas y enredadas entre nosotros y algunas partes incluso
estaban húmedas por nuestro sudor, pero nada importaba; estábamos rendidos y no
nos íbamos a fijar en pequeñeces.
Dormimos de lo más a gusto hasta lo que me pareció la tarde
siguiente, pero no… Cuando logré abrir los dos ojos y me estiré para tomar mi
móvil desde la mesa de noche, pude comprobar que tan solo eran las 11: 38 am.
Genial. Tan solo dormí unas seis horas –gruñí-… bue, no había nada que hacer,
una vez que me despertaba difícilmente podía volver a conciliar el sueño así de
la nada.
Me levanté con sumo cuidado para no despertar a nadie más –ya
que ellos sí seguían durmiendo medio entrelazados- y me paré buscando algo
medio decente que ponerme para bajar a hacer el desayuno.
Preparé una buena jarra de café, unas tostadas y serví u
poco de zumo para acompañar.
¡Hey! ¡No se quejen! Hacía lo que podía, era lo único que
había aquí ya que en la compra que hicimos el viernes de camino solo compramos
lo más indispensable. A fin de cuentas no llegaban ni a dos días siquiera.
Cuando tuve todo listo y me disponía a subir para despertarlos
sentí que mi móvil comenzaba a vibrar una y otra y otra vez.
¡Maldita la hora en que lo encendí! –putié a nadie en
particular.
―Edward Cullen al habla ―dije cuando vi en la pantalla que
el número era desconocido.
― ¡Al fin! ¡Joder hace horas que estoy tratando de
ubicarlos! ¡Hasta di el parte a la policía, carajo! ―gritó una voz masculina
desde el otro lado de la línea dejándome anonadado.
― ¿Disculpe? Creo que se equivocó, intent…
―Señor Cullen ―zanjó en tono serio ahora―, habla el
detective Withloock. Necesito que la señorita Swan venga de inmediato.
― ¿Whitloock? ¿Qué pasó? ¿Atraparon al infeliz? ¿Está
detenido? ¿Encontraste algo? ―comencé a preguntar de manera frenética mientras
caminaba como animal enjaulado por la cocina.
―No, no, no señor Cullen. Qué más quisiera ―bufó exasperado,
para luego suspirar―. Necesito que todos ustedes, en especial Bella, vengan a
su antiguo departamento lo más pronto posible. Ella… Verá…
Gruñí ¡joder! ¡A este paso me daría algo por la espera
maldita!
― ¡JODER WITHLOOCK HABLE DE UNA MALDITA VEZ!
―El departamento de la señorita Swan ha sido completamente
destruido ―dijo en tono monótono como quien habla del clima o alguna burrada
similar―. Necesito que venga a llenar las formas y dar declaración de posibles
hechos además de que su amiga está como loca ya que fe a la primera que
avisaron y al no poder contactarnos con ustedes… Bueno, digamos que no la ha
pasado para nada bien sin noticias de Bella ―relató de manera ¿profesional? Sí
seguro, eso si le quitamos toda la confiancita que había tomado con ‘nuestra’
Bella…
―MIERDA. Estamos en una… estamos a dos horas quizás un poco
más de allí. Llegaremos cuanto antes y por favor infórmele a la señorita Alice
que en un rato más Bella se comunicará con ella, que se quede tranquila que
ella está bien, todos lo estamos. Lo dejo. En un rato le llamo para saber más,
adiós ―dije. Todo me salió de golpe y de manera algo atropellada pero en verdad
tenía los nervios de punta…
¡A LA MIERDA EL DÍA DE RELAJACIÓN! JODER.
Ahora encima de todo me tocaba algo mucho peor…
Tenía que decirle a Bella lo que había pasado y; estaba tan
seguro como que me llamaba Edward Cullen que no se lo tomaría para nada bien.
MIERDA…
No hay comentarios:
Publicar un comentario